martes, 16 de octubre de 2018

Las olas del mar azotan las costas, el viento acaricia mi piel y el frió funciona como un bálsamo para mis emociones. Tantos rostros vienen a mi mente y con ellos las lagrimas, sean de nostalgia o felicidad, salada es su consistencia.
Generaciones han visto este mismo paisaje y espero que a ellos les haya brindado la misma paz que a mi. El mar trasciende cualquier obstáculo, así como mi corazón a logrado superar todas las vueltas del destino, buscando siempre la rendencion por los errores y la libertad para no volver a cometerlos. 
Soy el alma que vigila estos parajes, que no sede a las tempestades y que guía a los que lo necesitan, el hogar de todos los viajeros. Soy las leyendas que acompañan cada fogata, la melodía que acuna a los niños contra los miedos, soy y seré la marea. 

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